Nuestro último día de trabajo con los niños de la comunidad de Nelson Mandela fue el lunes 10 de noviembre del presente año.
La jornada comenzó a las nueve de la mañana. Faltaron siete niños a nuestra sesión; Sin embargo, proseguimos con ella ante la ausencia de algunos.
Organizamos el salón que se nos fue asignado en compañía de los niños que habían aceptado nuestra cita, y proseguimos con lo planeado con anterioridad por el grupo. Lo primero que hicimos fue preguntar a los niños cómo les fue con la tarea que les fijamos el viernes pasado: decirles “te quiero mucho” a sus padres, y contarles a éstos sobre las vivencias en el taller que se les impartió. Las respuestas de los menores fueron totalmente satisfactorias; En algunos casos los niños comentaron que sus padres no respondieron a las demostraciones de afecto que les propinaban, pero todo el grupo de trabajo les insistió en que las palabras afectuosas siempre traen buenos resultados para mejorar las relaciones intrafamiliares. Con respecto al taller pasado, los menores les comentaron a sus padres sobre todos los juegos que aprendieron con el grupo de trabajo, y mostraron que las dinámicas y actividades les gustaron tanto, que aún las recuerdan y las tienen pendientes para jugar en otras oportunidades con sus compañeros y amigos de barrio.
Proseguimos con una charla de diez minutos que trató acerca de la importancia de saber distribuir el tiempo libre, y del papel preponderante que tenían los juegos y actividades lúdico-recreativas en sus momentos de ocio. Todo el salón se mostró muy pendiente a los consejos que brindamos sobre su tiempo y libre, y la manera en que debían aprovecharlo en cosas productivas.
Pa esta ocasión, teniendo el conocimiento que entre el grupo asignado se presentaban niños mayores de 12 años, decidimos dividir a éste en dos, para facilitar el trabajo que queríamos realizar, y no someter ni a los menores a las actividades de los mayores, ni viceversa.
El grupo de adolescentes fue liderado por Carlos Ramírez, Alejandra Pérez y Gabriela Lambraño, quienes prepararon charlas y actividades artísticas con éstos, en línea a nuestros objetivos planteados en el proyecto. El grupo de menores fue liderado por Angélica Avendaño, Néstor Castellar y Laura Martínez, quienes planearon una serie de dinámicas y rondas muy entretenidas.
A las diez y media de la mañana se les ofreció un refrigerio de despedida, que constó de una torta y gaseosa. Los presentes en el taller respondieron con mucho entusiasmo ante el incentivo de la merienda.
Después del descanso, continuamos con las actividades planeadas; Los más grandes hicieron dibujos con vinilos referentes a temas planteados por lo guías. Los menores pintaron igualmente con vinilos, y lo hicieron respecto a temas como animales y el amor.
A las once y media culminaron todos sus dibujos, y luego de esta actividad, fueron todos reunidos en el salón, se les agradeció por su asistencia, y nuevamente les insistimos en la importancia de jugar sanamente. Los niños fueron despedidos con abrazos.
El grupo de trabajo quedó sorprendido por las demostraciones de afectos de todos los niños hacia nosotros. El taller fue todo un éxito. Agradecemos a la comunidad de Nelson Mandela, al Instituto Metropolitano de Cartagena, a los docentes que nos permitieron trabajar con este grupo, a los padres de familia que aceptaron nuestras sugerencias sobre el amor y los juegos familiares, a los asistentes del taller por acogernos tan bien, a nuestro docente quien supo guiar este proyecto. A todos los que hicieron posible esta experiencia, mil gracias.
lunes, 17 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario